"Está bárbaro". La sentencia que nace desde adentro del vestuario no parece ser una defi nición de cortesía. Falcioni entendió que no le queda más remedio que aceptarlo, potenciarlo y disfrutarlo. El mejor refuerzo que le dicen... ¿Orión? ¿Sosa? ¿Schiavi? ¿Cvitanich? La incorporación rutilante que enamora a propios y extraños es un viejo conocido.
Cuentan quienes suelen convivir con él en el día a día que hace rato no observaban a un Riquelme en esta sintonía. "Hizo la mejor pretemporada en años", le graficó a Olé una persona que estuvo en Curitiba junto al plantel y se sorprendió por el ritmo y la intensidad de trabajo que logró Román.
En rigor, la estadística le da la razón. Sólo faltó un día por un problema estomacal. En el verano en Tandil, en cambio, se había ausentado más de tres veces por un problema en la rodilla. Esta vez, participó de todos los ejercicios físicos y brilló en los ensayos de fútbol, como ayer por la tarde, cuando metió un gol en el 3-1 ante los suplentes. Así, sueña con gritar otra vez campeón en Boca.
La ilusión que genera el trabajo previo del 10 también se hace eco en sus compañeros. Todos saben, los de uno y otro lado, que es necesaria una versión eximia de Riquelme para maquillar algunas falencias y elevar las posibilidades de ir por la corona. Tal vez liberado de compartir el cetro con Palermo, el 10 tomó la cinta de capitán, asumió un rol algo más sociable en el vestuario y de más diálogo con el entrenador. Además de charlar de fútbol, el DT le comunica algunas cuestiones vinculadas a lo organizativo y le otorga las mismas responsabilidades que antes le daba al Titán, el referente que ya no está. Quizás, el hecho de ser único ídolo ayude a su perfil más conciliador de la línea de cal para afuera.
En las oficinas también hay entusiasmo por este Riquelme, maduro a sus 33 años. El vicepresidente José Beraldi contó que cree que "en cualquier momento lo van a tener en cuenta para la Selección"..
El presidente Ameal, por su parte, regresó encantado de Brasil y, reconocido ferviente admirador del 10, ya le comentó a los suyos que espera que Román le pueda regalar en este semestre el éxito deportivo que todavía no consiguió durante su gestión. ¿Y la Selección? Suele ser un tema tabú en algunas tertulias que Román comparte con gente cercana, pero en su sentimiento más íntimo anida el objetivo de volver a lucir la celeste y blanca, desteñida de su pecho desde aquel conflicto con Maradona y los famosos "códigos".
¿Será su turno en las Eliminatorias? Antes, Riquelme apostará todo en azul y oro. Sabe que un retorno a la Selección sólo verá la luz si su rendimiento en Boca invita a una citación. Enchufado, abocado a la causa y en tregua con el técnico, Román quiere volver a ser. Y eso no es poca cosa.