Más allá de no haber jugado bien, Leo hasta falló en la definición: le pegó a la barrera en un tiro libre y con su zurda no le pudo apuntar nunca al arco en tres situaciones en las que generalmente no falla.
Uno siempre fantasea con ver a Messi feliz como en España, festejando goles, cómodo, contento. Está claro que la Selección no le genera esa tranquilidad y que a nivel colectivo no hay estructura, por eso le cuesta parecerse al del Barcelona. Pero este viernes, además de estar muy lejos de aquél 10 que la rompe con la blaugrana, Leo falló en jugadas en las que no suela fallar.
El destino quiso que la única que le salió bien fuera a los seis minutos del segundo tiempo, cuando definió perfecto pero estaba apenas adelantado, así que no pudo festejar. Más allá de esa jugada, Messi no estuvo fino en el Monumental. En el primer tiempo hizo una de las suyas, yendo de derecha a izquierda y pegándole de zurda, pero la pelota salió lejos del palo derecho. Además, tuvo un tiro libre después de que le anularan mal el gol a Higuaín y le pegó a la barrera.
En el ST, probó desde afuera del área, en buena posición, y tampoco le apuntó al arco. Igual que cuando se la regaló un defensor rival en la puerta del área, la recibió y su zurdazo también se fue, increíblemente.
El mejor del mundo, el que tiene más de 200 goles en el Barcelona, el crack que deleita a todo el universo, el que le pasa el trapo a Ronaldo, el que va a ganar por tercera vez el Balón de Oro, otra vez se apagó con la celeste y blanca. Y lo que pega fuerte es que, más allá de no haber jugado bien, ni siquiera llegó a sobresalir con ese talento que tanto esperamos disfrutar.