Además revela que Asad quiso llevarlo a San Luis, pero que decidió no viajar para no sentirse "un estorbo".
Las roturas de ligamentos son, sin dudas, las lesiones más temidas por todo jugador. No sólo por el hecho del dolor propio en el momento de efectuarse el daño, si no también por el tiempo de recuperación que demanda el mismo. Y Gastón Aguirre puede dar fe de ello. El defensor de San Lorenzo se encuentra en pleno período de rehabilitación luego de padecer la mencionada lesión en dos oportunidades.
Pero, además del bajón anímico que implica sufrir el parate obligatorio, Tongas no está del todo complacido con su actualidad (más allá de que él asegura que espera el día de “volver a la cancha”). “No tengo ningún tipo de relación con los nuevos dirigentes. Desde que me volví a operar, no me volvieron a llamar nunca, eso lo que más triste me pone. No me interesa el pago, no me interesa si tienen o no tienen deuda; me interesa la persona”, comentó, casi desahogándose, Aguirre en Radio Cooperativa.
Así, lejos de reprimir su pena, continuó con su discurso: “Me siento olvidado. Hay que acordarse de los jugadores cuando están lesionados y no solamente cuando son tapa del diario. No soy un jugador estrella, pero entro a la cancha y doy lo mejor. Un llamado vale más que muchas cosas…”. Y, además, explicó el objetivo de la carta documento que envió hacia la institución de Boedo: “No inhibo para cobrar la plata. Es para tener una reunión seria, nada más que eso. Para mi, lo más importante es mi pierna, que es la que me va a dar trabajo a futuro”.
De esta forma, y además de comentar que realiza la “rehabilitación por mi cuenta”, confió que, a diferencia de la situación con los dirigentes Cuervos, con quien sí pudo dialogar es con el entrenador del equipo (Omar Asad): “Hablé con el Turco y con el preparador físico. Me quisieron llevar a la pretemporada en San Luis, pero opté por quedarme y trabajar por mi lado. No quiero sentirme un estorbo”.
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