La tercera temporada en la B Nacional, para uno de los clubes más populares del país, no es otra cosa que un continuo transcurrir del tiempo entre la obligación de ascender, la constante presión por parte de los hinchas, y también de volver a una divisional de la que el equipo en cuestión casi siempre ha sido parte.
Rosario Central descendió en aquella fatídica promoción, aquellas tardes de jueves y domingo en que un global de 4-1 terminó por ubicar a All Boys en la A. Fue una consecución de tres años en los que las cosas estuvieron mal hechas, como en todos los casos de descenso. Un error arbitral puede dañar, y mucho, pero son tres temporadas en donde la dirigencia canalla nunca encontró el rumbo.
En su primer partido en la B Nacional, con la expectativa del debut, y la atracción de todo el mundo futbolero para observar como le iría en su nueva experiencia en la segunda categoría argentina, el gol de Oreja comenzó a trazar una línea muy complicada para Central. La primera temporada fue una adaptación. Terminó ubicado de mitad de cancha para adelante, pero nunca encontró el camino a tomar para lograr la vuelta a Primera.
La B, ya es sabido, es una de las categorías más complicadas del fútbol mundial. Es muy duro el pasar, entre resultados positivos y negativos, de un equipo por esa divisional. Más todavía, para un equipo acostumbrado a un nivel superior. A River también se le complicó, y también tuvo partidos muy complicados en la temporada que estuvo en la B.
Justo en ese mismo año en el que River consiguió el ascenso, el equipo canalla, dirigido por Juan Antonio Pizzi hizo una gran campaña. Casi estupenda. Una gran cantidad de puntos, aunque todo se manchó sobre el final. Fue un año en el que todo fue muy peleado con Quilmes, la entidad de Núñez e Instituto.
Con la figura de Castillejos, el gran goleador del campeonato, salió victorioso en numerosos partidos importantes. Ante el equipo cordobés, ganó como local y cayó como visitante. Ante River igualó de visitante primero y también como local después. Ante Quilmes, empató como local y ganó como visitante. En ese partido en el Centenario parecía haber logrado gran parte del ascenso con un triunfo por la mínima con un penal de su máximo artillero.
Sin embargo, todo terminó como nadie lo esperaba. La derrota de River ante Patronato en cancha de Colón, además del sufrimiento millonario, generó que Central pudiese conseguir el ascenso su ganaba al día siguiente. El domingo, frío y lluvioso de invierno, en el partido ante Chacarita, el elenco rosarino comenzaba a festejar.
Nadie imaginó el doblete de Ereros aquella mañana. Los errores defensivos en el Gigante de Arroyito propiciaron la derrota 3-1.
Una fecha más tarde, derrota ante Desamparados terminó por sepultar las esperanzas. Una nueva derrota lo dejó en Promoción. Frente a San Martín de San Juan no hubo goles en ninguno de los dos partidos, y por ventaja deportiva, fue el conjunto de Primera el que mantuvo la categoría.
Dos temporadas en las que la hinchada, los Guerreros, la gente de Central, sufrió mucho y estuvo muy cerca del festejo. La tercera temporada, obligado a jugarla por los resultados en la segunda temporada, tiene que ser la vencida.
El presidente de la institución, Norberto Speciale, contrató como técnico a Miguel Ángel Russo, cuando al finalizar la temporada todo hacía pensar que Pizzi seguiría en el puesto de entrenador. Para la nueva temporada en la B, la vuelta de un DT con historia al canalla daba nuevas esperanzas.
El año futbolero no arrancó bien nuevamente. Muy malos resultados al comienzo de la temporada, y un duro comienzo, una vez más. Encima, después de todo, otro lío más, con robos en los vestuarios, el manager Belloso renunció y, además de que el fútbol otra vez volvía a segundo plano, el futuro canalla estaba con una gran incógnita.
Después de todo lo ocurrido, llegó una gran racha. El comienzo, con malos resultados una vez más, no hacía esperar lo que luego ocurrió. Fueron 12 las victorias consecutivas que encadenó Central. Luego, un 2-2 con Olimpo terminó con esa racha, pero no con el invicto.
Un gol en contra de Valentini puso al canalla abajo. Luego, el mismo marcador central lo igualó, en un partido ambiguo para él. Toledo, uno de los más castigados por la afición –junto con Yacuzzi y Casteglione- puso arriba al equipo, pero otro gol en contra, esta vez de Delgado, en el último minuto, le prohibió encadenar otra victoria a la lista.
La acumulación de encuentros sin perder, que se extendía a 13, terminó siendo de 17 partidos. Pasaron otros, como Atlético Tucumán, como visitante, en un gran desarrollo en los 90 minutos con resultado de 4-3. De todos modos, una vez tenía que pasar y, frente al Almirante Brown que intenta renovarse tras la ida de Giunta, perdió después de tanto tiempo. Por primera vez en el año, fue derrotado. También había perdido frente a Central Córdoba, pero por Copa Argentina.Le sacó 11 puntos al cuarto, Sarmiento. Le lleva tres al segundo, Gimnasia de La Plata, y seis al tercero, Olimpo.
La racha de 17 encuentros no fue solo eso. Un fútbol ofensivo, el equipo siempre ordenado, casi siempre los mismos 11 en cancha y algunos futbolistas en su máximo nivel. Eso fue Central en todos esos encuentros. La Fragata le cortó la alegría, aunque toda la gente está ilusionada, dado que, después de tanto tiempo, el Canalla podría estar cerca.
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