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El jugador de fútbol es mentiroso por naturaleza. Finge una falta, simula ser agredido, hace tiempo. Utiliza todos sus artilugios para sacar provecho de una situación. La constante simulación provoca que ya nadie les crea, pero cuando realmente sucede algo, puede ser grave. Y eso pasó en el partido del lunes, en la victoria de Ferro 1-0 ante Gimnasia en el Bosque. Se terminaba el partido y Marcos Acuña cayó sobre el césped, en el sector izquierdo del campo de juego, a metros de Monetti. Terminó el partido. Bando ganador festejando, el perdedor lamentándose, pero el jugador de 21 años seguía tendido sin moverse.
"No puedo decir nada del árbitro (Mariano González) porque dirigía. Al ver al chico tendido en el piso me dirigí al cuarto árbitro y me dijo que lo deje de molestar y que me vaya al banco. Se desentendió de la situación. Creo que pensó que hacíamos tiempo pero la situación ya era grave, el jugador no se movía", fueron las palabras del DT de los Verdolagas, José Luis Brown. Un resumen de lo que pasó. Acuña había sufrido disnea (falta de aire en los pulmones), lo llevaron al Hospital San Martín, donde fue estabilizado y, luego de varios estudios, pudo subirse al micro para volver a Capital Federal con el resto de sus compañeros.
Enrique Rotemberg, médico del equipo del Oeste, también hizo su descargo: "Le insistí al cuarto árbitro (Federico Presa) que el chico no se movía. No siempre los jugadores se mandan la aparte y, en un descuido, se te puede ir una vida. Cuando llegamos, estaba inconsciente, pero tenía pulso. Lo reanimamos y reaccionó despacito", dijo. Y continuó: "En el hospital se le colocó una vía con algunos fármacos, todos los parámetros dieron bien. Tenemos un alta parcial para continuar estudiándolo entre mañana y pasado". Una desgracia con suerte.
Fuente: Olè
Editado por Dai Almiròn
@morochha17
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