Rebelde e impredecible en la cancha, Teo Gutiérrez dio señales del mal genio que lo caracteriza. En el comienzo de una nueva gestión presidencial, que tiene como objetivo jerarquizar la marca River, el colombiano se encargó con una actitud que no es nueva en su carrera, en desacreditar los planes del club. La decisión de terminar de manera abrupta una rueda de prensa, en la que fue uno de los cuatro jugadores designados por los referentes del grupo para dialogar con los medios, fue el último capítulo que lo tiene como protagonista y que marca la verdadera esencia del personaje.
Es difícil entender las razones que llevaron al futbolista a reaccionar mal, porque al ser consultado sobre el secretario técnico Enzo Francescoli, un ídolo del club y seguramente suyo, ya que se define como ferviente hincha de River desde niño, se disgustó y mostró sus malos modales con un desplante: se marchó sin responder y evidenció su incomodidad.
El aire de divo que lo rodeaba en el semestre pasado quedó opacado ahora con la llegada de Fernando Cavenaghi
Que Teo es un provocador no es un descubrimiento, si hasta llegó a exhibir un arma, que nunca se comprobó si en verdad era de juguete, en el vestuario de Racing, tras un clásico con Independiente; tampoco que el colombiano no emprende actos de esta naturaleza sin tener una meta de fondo, a modo de llamado de atención. Son habituales sus regresos tardíos cada vez que viaja a su país. No hay que ir demasiado lejos para encontrar el último, ya que se reincorporó un día después al estipulado a la pretemporada. Y aunque desde el club pretendieron disimular la falta, admitiendo que existía un permiso para ausentarse, las declaraciones de su padre certificaron que la pérdida de un vuelo fue la razón de la demora. Un poco más allá en el tiempo, los constantes anuncios de que viajaba desde México para sumarse fueron episodios que lo tuvieron como actor principal.
El aire de divo que lo rodeaba en el semestre pasado quedó opacado ahora con la llegada de Fernando Cavenaghi, un referente identificado desde las inferiores con River, y eso lo fastidia. Pero mucho más lo ponen de mal humor los retrasos en los pagos, una cuestión que perjudica a todos los jugadores, pero que para el delantero es de alta relevancia. Es sabida la dificultad económico-financiera de River, y por eso el viaje programado del tesorero Andrés Ballota a esta ciudad. Para Teo, las formas de reclamar por una deuda se materializan de manera insospechada: en la Academia, y luego de llegar tarde de un viaje con su selección, manifestó tener una dolencia para no viajar a San Juan, aunque el motivo de la decisión era la cifra que le debía el club de Avellaneda.
Seguramente, habrá un tirón de orejas para el díscolo colombiano, que adopta métodos extraños para hacerse notar
Está en todo su derecho Teo a no dialogar con los medios, pero si acepta, debería completar los requisitos que impone el club y no sentirse incómodo. La atención estaba pautada para las 20.30 y hasta las 21 de anteanoche, pero el jugador se presentó recién a las 20.44. La sesión de fotos apenas duró un par de tomas, debido a que comentó que hacía frío para estar vestido de pantalón corto y remera sin mangas afuera del hotel; adentro, la charla se extendió por siete minutos.
Antes, y luego del entrenamiento en el predio Los 50, cuando el grupo firmó autógrafos y se tomó fotos con los hinchas, él prefirió desairarlos y subirse a las combis que lo devolverían al hotel. Seguramente con el arribo del presidente D'Onofrio y el secretario técnico Francescoli, habrá un tirón de orejas para el díscolo colombiano, que adopta métodos extraños para hacerse notar.
Fuente: Canchallena
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