Mohamed, que no cuenta con un 9 igual, lo va a esperar hasta mañana.
Si Hilario se lesiona, están Assmann o Gabbarini. Cuando se lastima Matheu, asoma el juvenil Báez. Cuando falta Pellerano, juega Battión, o viceversa. Pero si hay un futbolista que no puede siquiera resfriarse en Independiente es Facundo Parra. Porque es el único que no tiene un reemplazo natural. Y quien justamente, al escribir estas líneas, es una duda gigante para recibir mañana al Inter de Brasil, por la final de ida de la Recopa Sudamericana.
¿Qué le pasa al goleador de Independiente? El domingo a la mañana debió abandonar el entrenamiento con una molestia en el recto anterior de la pierna izquierda. Dicen que la causa es un dolor lumbar que le ataca el nervio. Ayer se le realizó una ecografía y se descartó que se haya desgarrado, pero la molestia es muscular y se manifiesta en forma de “fuerte contractura”, como la calificaron dentro del cuerpo médico. A Parra le duele cuando patea. Ayer, por caso, probó y no pudo entrenarse con normalidad. Fue derecho al consultorio del kinesiólogo, que hoy lo tendrá como paciente en doble turno.
La importancia del partido y lo que hay en juego es lo que mantiene a Parra entre los concentrados y en duda hasta la mañana misma de la final, cuando será exigido. En algo coinciden todas las partes: si hay riesgo de una lesión mayor, será preservado. Aunque también pesará la voluntad del futbolista. Y Parra demostró ser un guerrero, al que no le gusta perderse nada. Y menos que menos una final.
Mohamed le prende velas, porque el otro 9 que hay en el plantel es un pibe sin rodaje (Brian Nieva). Y si no, deberá optar por una variante de otras características. Opciones: 1) Adelantar a Defederico y sumar un volante. El domingo probó con Iván Pérez. O también podría entrar el Malevo Ferreyra. 2) Poner a Leonel Núñez como compañero de ataque de Marco Pérez, que es lo que ensayó ayer y el cambio más probable.
Lo que demuestra la posible ausencia del ex Chacarita no es sólo la importancia de sus goles, sino la necesidad que había de incorporar otro delantero, como se intentó con Farías: cuando el Rojo se estiró a sus necesidades, el ex River le dio la espalda. Y quedó un hueco sin llenar. Y es Parra preocuparse.
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