El arribo de Julio César Falcioni a Boca, ya de por sí se produjo en medio de un clima atípico. Es que el “Xeneize”, que contaba con Juan Román Riquelme en su plantel -acababa de firmar contrato por tres años-, traía a un entrenador que se destacaba por su solidez defensiva y que tenía como esquema predilecto el 4-4-2, es decir prefería jugar sin enganche. Pese a esto y a que en el verano pudo utilizar su dibujo por tener lesionado al “10”, en su debut oficial en el torneo local pesó más el liderazgo de Román y lo incluyó en el once inicial. ¿El resultado? Durísima derrota por 4 a 1 ante Godoy Cruz en la “Bombonera”. Pero luego Román sufrió un esguince y el técnico pudo volver a su 4-4-2, que le dio un triunfo.
Fue entonces que comenzarían los roces con el referente del equipo. Es que en la tercera fecha ante All Boys, el “Emperador” dejó fuera de los concentrados a Román y se justificó: “Este equipo que paré en la cancha es el que mejor respondió siempre. No hablé con él (por Riquelme) porque no soy de dar explicaciones”. Y aunque en esa oportunidad el enganche se limitó a responder que aún no estando de acuerdo con su decisión debía responder como profesional que es, casi un año después sentenció: “Hace ocho meses, Falcioni me hizo correr como un boludo y yo no dije nada”.
Así como optó por el silencio en el duelo ante el “Albo”, también lo hizo con posterioridad y en mayo de este año, le volvió a disparar al entrenador: “Falcioni me hacía jugar de delantero con Palermo y yo no lo soy. El primer semestre le sirvió para darse cuenta que estaba en el club más grande de todos y ahora está tranquilo”.
Ahora bien, ¿por qué está más tranquilo? La ecuación es sencilla: Martín Palermo se retiró y Riquelme quedó como único referente del plantel, asumiendo entonces el protagonismo absoluto, tanto dentro como fuera de la cancha. ¿Cómo se llega a esta conclusión? Es entonces que hay que remitirse al debut del “Xeneize” en la Copa Libertadores: 0 a 0 con Zamora en Venezuela y posterior crisis dentro del vestuario.
Aquel día, el entrenador culpó a Riquelme de querer indicarle a Darío Cvitanich por dónde tenía que jugar; hasta que luego se supo que en realidad había sido Walter Erviti quien le había sugerido al delantero que se moviera de la posición que le había pedido el “Emperador”. Ese episodio produjo que el plantel le perdiera todo tipo de respeto al técnico y que prácticamente todos se pusieran del lado del enganche. A tal punto llegaron las diferencias con el entrenador, que otros referentes como Rolando Schiavi llegaron a reconocer públicamente que no les gustaba cómo estaban jugando (así como en reiteradas oportunidades lo había manifestado el propio “10”).
¿El otro detonante? En medio del semestre Leandro Somoza se lesionó y el DT pidió por la contratación de Claudio Yacob para afrontar la Copa Libertadores. Pero esa llegada no contaba con la aprobación de Román, quien manifestó públicamente que la incorporación no era necesaria: "Si venía Yacob iba a tener que ver cómo jugaba Erbes desde el banco". A sus dichos se les sumaron los de otro referente como el “Flaco”, quien aseguró que el "Pichi" podía reemplazar al ex Vélez con tranquilidad. ¿Resultado? La palabra de Riquelme peso más y el DT se quedó sin su pedido.
Schiavi, quien siempre se alistó detrás de Román (pese a ser íntimo amigo de Palermo), es ahora el apuntado de Falcioni. Es que al defensor se le vence su vínculo el 30 de junio, y tanto él como la dirigencia tienen la intención de que continúe, pero como el “Emperador” le bajó el “pulgar”, su renovación está cada vez más complicada. Y el técnico recibió dos nuevas reprobaciones: una nuevamente del capitán, quien declaró que quiere que continúen todos sus compañeros; y la otra por parte de los hinchas, quienes en la previa del duelo ante Corinthians fijaron su postura al corear unánimemente “el Flaco no se va”.
A todo esto, y mientras se debate por la continuidad de varios jugadores, el equipo se mantenía con vida en los tres frentes en que competía (Clausura, Copa Argentina y Libertadores) y anhelaba con quedarse con la “Triple Corona”. Sin embargo, en el torneo local comenzaron a trastabillar y finalmente se lo quedó Arsenal. Como consecuencia, un día antes de afrontar la ida de la final de la competencia continental, el enganche sin titubear declaró: "En el torneo local jugamos más partidos malos que buenos, lo perdimos por errores propios".
Ahora, a Boca se le escapó un triunfo increíble sobre el final ante el “Timao” en su casa, que prácticamente no había pateado al arco y a los 40 minutos le igualó el partido 1 a 1 por intermedio de Romarinho. Ante esto, el elenco de La Ribera deberá ir a San Pablo a dar el golpe ante un equipo que se caracteriza por su solidez defensiva y que sólo ha recibido cuatro goles en contra en la competencia.
Lo cierto es que de cara a ese duelo de vuelta, JC ya tendría tomada una decisión y es la de dar un paso al costado. Aunque el entrenador se encargue aún de ocultarlo haciendo público cómo tiene diagramada la pretemporada y asegurando no estar abatido, la relación ya pende de un hilo y el técnico no estaría dispuesto a aguantar más.
Si se llegara a concretar el infortunio de no conseguir la séptima estrella continental del equipo, está más que claro que el motivo que presentará para “armar las valijas” es cómo pasó de estar a un paso de la “Triple Corona” a prácticamente quedarse sin nada. Y de lograr obtener la Copa, sería la ocasión perfecta para poder retirarse por la puerta grande y dejar una buena imagen en uno de los clubes más grandes del mundo. ¿Qué pensará la dirigencia? También cree que hay un ciclo cumplido y ante el primer “coqueteó” del “Emperador”, le agradecerá lo realizado y le dejará el camino libre (no volverá a repetir lo hecho post crisis de Venezuela). Así, Falcioni se juega sus últimas cartas, pero la suerte ya está echada…
Fuente: Playfutbol
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