
A Mozzo le realizaron, dos meses después de haber dejado el equipo que era conducido por Juan Pizzi, una osteosíntesis de tobillo derecho que incluyó la colocación de una placa con tornillos en el peroné debido a una fractura por estrés. Eso fue el pasado 26 de julio. Luego comenzó por un largo y lento peregrinar bajo el lema "en proceso de recuperación". Y ahora está mejor. Al menos así lo manifestó el propio jugador en reiteradas ocasiones.
"Sí, estoy mejor y ya quedamos con el médico que iremos despacio. Es todo muy reciente. La idea es apuntarle de lleno a la pretemporada. Por suerte no me duele nada. Jugué unos minutos y me sentí bárbaro, era lo que quería", fueron algunas de las frases que iba exteriorizando el uruguayo en los últimos meses y pintaban de cuerpo y alma su estado de situación tras la intervención.
Y como en los últimos entrenamientos hizo fútbol "sin problemas", se tomó el receso para refugiarse en Uruguay y pasar las fiestas entre sus seres cercanos debido a que la próxima semana tendrá que comenzar a escribir una historia de vida en Central, ya que volverá a estar de lleno bajo la órbita de un entrenador. En este caso de Russo, quien lo evaluará con más atención mientras dure la estadía en el predio de AFA, en Ezeiza.
La incógnita a develar es dónde jugará Julio ¿Lo hará en el mediocampo? De ser así, ¿a quién sacará el técnico si lo más fuerte que mostró su equipo fue la figura de Nery Domínguez? Ni hablar de Méndez, quien pese a no haber terminado en un buen nivel es el hombre distinto que tiene el canalla. ¿Podrá ser un comodín para la última línea teniendo en cuenta que con Pizzi se atrincheraba seguido entre los zagueros centrales? En consecuencia, al charrúa se le abrieron otros frentes a batir.
Fuente: Mundo Ascenso
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